Permíteme una puntualización, José Luis.
No suelen haber grandes problemas con los compartimentos que contengan gases si están bien comunicados con el exterior. De los líquidos, debido a su prácticamente nula compresibilidad, poco podemos temer.
La adaptación suele pasar desapercibida en los cambios normales de presión atmosférica, puesto que aunque la variación natural de la presión en superficie sea rápida, no suele ser de la suficiente amplitud como para que lo notemos.
Ahora bien, si pasamos de 700 mb a la presión normal en superficie (o viceversa) en un lapso de media hora o menos(ascensos o descensos en aeronaves, idem en vehículos entre zonas de alta montaña y costa, o más violento aún, en saltos con paracaídas) sí que se puede notar -¡y de qué manera!-, y no sólo en personas con un mal drenaje del oído medio o de los senos frontales, sino en cualquiera que sea sensible al gas acumulado en su tubo digestivo...
Saludos.