Buenas,
aquel 27 de marzo de 2009 lo recuerdo como si fuera ayer.
El día fué así:
► Amanecía sobre la isla un cielo practicamente despejado y sin nada de viento, a la vez que se veían algunos Cb hacia el Sw sobre el mar, muy lejos de la isla. Pues ante ese panorama decidí subir a Caldera Blanca para verlos mejor
. (me encanta subir y bajar montaña en días así).
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A media mañana salí de mi casa caminando en dirección a ese volcán, por su, ultimamente, muy concurrido sendero. Mientras caminaba veía como comenzaba a crecer algo de nubosidad sobre el Oeste de la isla, por lo que a medio camino de la cima y al ver que de esa nubosidad salía una cortina de lluvia negra y muy localizada, decidí dar la vuelta, poner la 5ª marcha e intentar llegar a mi casa lo antes posible. (Fuí andando, sin coche, hasta el punto de partida de ese sendero).
Esa cortina de lluvia que veía cada vez se acercaba más, hasta el punto que me cazó
, lluvia que vino acompañada de una pequeña granizada, pero que no fué muy torrencial, aunque si moderada con gotas enormes que empaparon bién la tierra. A todo esto yo intentaba resguardarme detrás de una gran piedra, aunque sin éxito. En resumen, que llegué a mi casa empapado y con mi primera cámara de fotos de la marca casio, rota porque se había mojado. Gracias a que tenía un movil nokia de esos de 1.3 mx, ya que loe que vería por la tarde no lo he vuelto a ver, aunque en marzo de 2011 hubo una granizada parecida en la misma zona.
► A primera hora de la tarde se formaba una tormenta en el interior de la isla, decidí ir a ver que había por allí, pero una vez la tormenta ya había dejado de descargar, (La Geria de mi casa la tengo a 5 minutos en coche). A medio camino y lo lejos, me veo la Montaña de Guardilama totalmente blanca, algo que en mi vida había visto en Lanzarote. Gracias a ese movil pude sacar unas instantaneas propias de ese momento, a parte de avisar a todos mis conocidos para que fueran a ver ese espectáculo.
. Recuerdo como una guagua llena de guiris con cámara en mano, pasaba en ese momento, por allí, aflojando su marcha para inmortalizar el momento y es que no era para menos.
Días como ese y DANAS como esas, poquitas..